Me he decidido a escribir mi primer artículo (previsto para hace ya algunos meses) sobre programas de tv, que para algo estoy estudiando la carrera de comunicación. Sí, ya sé que no voy a hace runa crítica de una gran serie como podrían ser; Lost, Breaking Bad u otras muchas, o de programas no denominados “tele-basura”, pero son unos formatos con los que muchos nos reímos a carcajadas en nuestras casa y de los que LaSexta, a nivel nacional, son los reyes (quién vive ahí, etc.).
Lo cierto es que cuando LaSexta anunció el estreno de Princesas de Barrio, todos pensamos en que iba a estar al nivel de Mujeres Ricas, incluso superarlo. Lo cierto es que el equipo que se dedica a hacer posible el programa es igual de brillante, pero sus protagonistas no. Aquellas mujeres ricas que se dedicaban a mostrar sus lujosas vidas tenían mucha gracia, uno se reía con ellas y es cierto que muchas de ellas, pero con las chonis, lo que pasa es que uno se ríe todo el rato de ellas y llega el momento en el que uno se para a pensar que no son más que unas pobres desgraciadas con el horizonte puesto en ser la nueva Belén Esteban, y es ahí cuando pasas de reírte de ellas a compadecerte por la pena que dan.
Qué fue de aquella gran Olivia Valere y sus esfuerzos por ser la mejor anfitriona, la más ingeniosa en cuanto a comentarios (a pesar de que estuvieran más preparados que sus pómulos), o Mar Segura, alias “yo soy más de verbo que de sustantivo” que no hacía más que intentar demostrar que era la más culta de lugar y la verdad que más que culta llegaba a ser la más vulgar de todas ahogándose en sus propias palabras. También estaba el gran fichaje de la segunda temporada, Natasha Romanov, la rusa de yate y caviar a conjunto con la gran sorpresa de la temporada, Pedro Rilo (es el poder del amoooor!) que nos deleitaban a todos con esos cánticos de sirena, y por supuesto la última, pero aquella que reina sobre las demás: la estratosférica Mariana Nannis, esa voz del pueblo casada con un futbolista y que dice haber sido modelo (nadie se cree que alguna vez haya trabajado), que se dedica a contar su vida sin pelos en la lengua y con una hija inteligente donde las haya a la que la industria porno ya se la está rifando.
Sin embargo llegaron la Paqui, la Iratxe y compañía y nuestra decepción con ellas. Como dice en un artículo “asesioenserie”: cuesta reírse de ellas sin sentirse clasistas. Como anteriormente he dicho, las burradas que las mujeres ricas soltaban por sus millonarias boquitas, daban a uno la libertad para reírse de ellas sin ninguna piedad, sin embargo, cuando las “chonis de barrio”, van a tope de power por sus barriadas, a uno le cuesta no cortarse a la hora de reírse de ellas.
Para mi frase final, vuelvo a valerme de una cita de “asesinoenserie”, y es que no es lo mismo reírse de lo que uno hace, que de lo que uno es. Asique por favor Sr Emilio Aragón, queremos la tercera temporada de Mujeres Ricas ya! La verdad es que no podemos soportar más la incertidumbre de saber si Víctor (“esclavo de Veronika Pucci) sigue vivo.